domingo, 26 de julio de 2009

Tener peces como mascotas


Quien opta por tener peces en casa se está decidiendo, en principio, por unas mascotas muy fáciles de mantener y que requieren poco trabajo.

Es frecuente que los niños de una familia, tras insistir en adoptar alguna mascota, logren convencer a sus padres de comprar una pequeña bola de cristal (o incluso de plástico para que no haya riesgos al limpiarla ellos) con un par de peces de colores. Al fin y al cabo, los progenitores no encuentran en los peces las objeciones que plantea ante otro tipo de mascotas: apenas ocupan espacio, no hacen ruido, no huelen, no hay que sacarlos a pasear, no nos despiertan de madrugada con sus cantos... Conforme pase el tiempo y esos peces se adapten bien al nuevo hábitat, sin apenas dar quehaceres ni preocupaciones, va surgiendo la curiosidad o el capricho de ampliar y decorar mejor el acuario, introduciendo más peces, con lo que, poco a poco vamos sumergiendo en un mundo que con todas seguridad nos atraerá.

Una pecera tipo bola de cristal con muy pocos litros de capacidad, que debemos cambiar a diario y cuya temperatura es variable, no es en absoluto el medio más adecuado para albergar a los peces. En ella los peces simplemente sobreviven en medio de unas condiciones bastante adversas. Padecen de falta de espacio y acusan ese ambiente tan diferente a su biotopo original, en el que se reprimen sus instintos naturales. Además no podemos introducir en las peceras los peces llamados tropicales, pues necesitan unas condiciones tanto biológicas, como químicas y de temperatura mucho más estables. Por ello, debemos plantearnos la necesidad de montar un acuario completo, en el que podremos observar cómodamente los juegos, ciclos reproductivos y alimenticios de nuestros peces, tal y como los desarrollarían en su vida natural

La pecera pequeña



Cualquier palangana, cazuela de cocina o cubo de playa se puede convertir en una pecera si introducimos en ella uno o varios peces de agua fría. En cuanto discurran unos días, y veamos que los pequeños animales resisten y no se han muerto, nos plantearemos ir a la tienda y comprar una bonita bola de cristal: elegantes aunque delicadas (no resisten los golpes) las hay con distintas capacidades y algunas tienen formas algo más originales que la esfera típica, bordes más o menos labrados, e incluso montículos incorporados.
Como ya hemos apuntado, hoy en día también las fabrican de plástico con forma redonda, de copa, o rectangulares, de esa manera, no comportan riesgos si las atienden los niños al ser casi irrompibles.

El cuidado de los peces de pecera


a) Dedicar varios minutos al día a la observación de los animales, fijándonos tanto en su comportamiento general (su forma de nadar, de comer, de relacionarse entre ellos) como examinando meticulosamente su apariencia externa: aletas, escamas, color de la piel, aspecto de ojos y boca... Ya que muchas enfermedades de los peces ofrecen signos externos claramente visibles si se aprende a observarlos.

b) Dedicar varios minutos al día al disfrute de la calma y tranquilidad que se obtiene al quedarnos mirando vagamente a estos animales. Si los peces nos ven repetidas veces a su lado, nos perciben sin ningún problema para ellos, aprenden a reconocer a la persona que generalmente los alimenta y se atreven a comer de su mano.

c) Intentar mejorar su vida y planificar un cambio de hábitat a un acuario más grande. Aunque increíblemente hay muchos peces que se adaptan sin excesivo estrés a un espacio cerrado con tres litros de agua estancada (y prueba de ello es que no enferman ni mueren en años), no podemos quedarnos tranquilos y pensar que llevan una buena calidad de vida
de los peces.

La mayoría de los peces de pecera que se comercializan descienden en origen de carpas de río. Pertenecientes a la familia de los ciprínidos, tienen un nombre científico común que es Carasius auratus. Fueron desarrollados fundamentalmente en China y Japón a base de cruces y distintas mutaciones. Se han conseguido animales muy diversos, con colores variados (rojo, blanco, cobrizo, chocolate, azules, marmóreos, negros, con colores uniformes o a manchas combinando cualquiera de los anteriores). La mayoría de las especies hoy existentes son compatibles entre sí y pueden mezclarse en un mismo territorio, aunque también es cierto que las más espectaculares y bellas son ejemplares más caros y delicados y no debemos recomendarlos para una pecera pequeña sino únicamente para acuarios bien montados.

Son ejemplares típicos de pecera, por económicos y resistentes los llamados cometas (el pez rojo que más vemos en peceras y estanques), los kois (cuando son pequeños) y los shubunkin: todos fusiformes, alargados, con la aleta caudal dividida en dos lóbulos, ágiles y rápidos (con la forma que un niño pintaría un pez en una pizarra). Las demás variedades, que detallaremos más ampliamente en el capítulo de peces de acuario (así como sus enfermedades típicas) son más llamativos: con abdómenes globosos, colas amplias abiertas en abanico y en algunos casos auténticas deformaciones de ciertas partes del cuerpo.

Enfermedades de los peces


Debemos aceptar que los peces, como seres vivos que son: nacen, crecen, se reproducen, enferman... y mueren. Podemos encontrar en ellos un sinfín de patologías variadas: desde tumores hasta problemas cardíacos, fallos renales, enfermedades metabólicas, infecciosas (causadas por virus o bacterias) y parasitarias.

Recalcaremos el hecho de que muchas de las enfermedades más frecuentes de los peces de acuario están causadas por microorganismos que existen en animales sanos. Un sistema inmunológico activo mantiene a raya las infecciones sin permitir que les ataquen. Pero cuando ocurre alguna situación que estrese a los animales (cambios de hábitat, nutrición inadecuada, mala calidad del agua, convivencia indeseable con otras especies...), se reducen las defensas del pez y aumentan las posibilidades de enfermar.

Muchas enfermedades producen síntomas externos, que detectaremos si observamos atentamente a cada individuo. En general son síntomas de enfermedad: aletas deshilachadas, ojos opacos, no brillantes, heridas, úlceras o manchas en piel, nadar torpe, desorientación, inapetencia... De ahí la importancia de dedicar todos los días unos minutos a la vigilancia del acuario.

Problemas frecuentes

PUNTO BLANCO

- Origen: protozoo Ichthyophthirius multifiliis

- Síntomas: puntitos blancos por toda superficie peces

- Tratamiento: aumentar la temperatura del acuario hasta 30 grados durante 48 horas (incluso para peces de agua fría), dejar de alimentarlos y añadir una cucharada de sal por cada 20 litros de agua. Existen en el mercado productos específicos contra la enfermedad de gran eficacia.

HIDROPESÍA

- Origen: bacteriano o vírico, desencadenado por mala calidad del agua.

- Síntomas: pez exageradamente hinchado y escamas erizadas

- Tratamiento: Aunque no tiene un tratamiento específico consiste en colocar el animal en agua en buenas condiciones y añadir antibióticos.

PODREDUMBRE DE ALETAS

- Origen: infección bacteriana (frecuentemente mixta, con varias bacterias implicadas).

- Síntomas: los bordes de las aletas se engruesan y se ponen blancuzcos, se van acortando hasta terminar con toda la aleta (neones, bettas, colisas... son muy susceptibles de esta infección).

- Tratamiento: antibióticos, sin éxito asegurado.

COLUMNARIS

- Origen: bacteriana, hay que poder diferenciarla del ataque de hongos.

- Síntomas: durante la incubación el pez no se comporta normal, parece que baila. Luego aparecen puntos blancos que conforme se extienden dan aspecto terroso a toda la piel (como con fango). Afecta sobre todo a la boca con aspecto algodonoso, lanoso como si fuera un hongo.

- Tratamiento: Es muy contagiosa pero con antibióticos suele solucionarse.

ICTIOSPORIDIOSIS

- Origen: Hongo microscópico: Ichthyosporidium hoferi

- Síntomas: piel con aspecto de “papel de lija”, que también afecta a órganos internos, desequilibrios al nadar, inapetencia, deformaciones óseas, enflaquecimiento (confundible con la tuberculosis).

- Tratamiento: enfermedad muy peligrosa, el tratamiento a menudo no resulta eficaz.

PARÁSITOS (GUSANOS)

- Origen: Los trematodos: Dactylogirus, Gyrodactilus, etc.

- Síntomas: en general los peces tienen aspecto “turbio” y se rascan la piel con las rocas, etc. Algunos de los gusanos son visibles a simple vista, como hilitos pegados al cuerpo de pez, otros son minúsculos y se fijan al interior de las branquias evitando la respiración del animal.

- Tratamiento: normalmente es fácil y eficaz mediante productos específicos.

AFECCIONES VEJIGA NATATORIA:

- Origen: Cambios bruscos de temperatura, infección bacterianas y alteraciones genéticas. Causa más habitual: una alimentación incorrecta con una dieta monótona, poco nutritiva, de baja calidad, que le produce bloqueo intestinal que afecta a la función de la vejiga.

- Síntomas: el pez flota en la superficie y se desplaza a por la comida con mucha dificultad. A veces vuelve a hundirse y nadar pero a los pocos días repite el episodio de flotación.

- Tratamiento: Cuatro días de ayuno (para limpiar intestinos), añadir sal al agua y si todo va bien, comenzar una buena y variada dieta.

Tras el tratamiento de cualquier enfermedad deberemos poner carbón activo en el sistema de filtraje para que elimine los restos de medicamento del agua. Por esa misma razón, si nuestro filtro funciona normalmente con carbón, lo retiraremos del mismo durante los días que se prevea la duración del tratamiento

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