sábado, 5 de febrero de 2011

ENTORNO INFLUYE EN EL CONSUMO DE ALIMENTOS



La obesidad es considerada una epidemia global, y muchas han sido las estrategias planteadas para reducir la prevalencia de este mal en el mundo sin mayor éxito.

Una investigación de los doctores Cohen y Farley publicada en la revista de prevención de enfermedades crónicas en el 2008 indica que el acto de comer es influenciado por el entorno y por tanto se dificulta la tarea de tratar de implantar conductas saludables de alimentación con un entorno contaminado por abundantes estrategias de comercialización de alimentos procesados que producen un desequilibrio en el consumo de calorías diarias.

La obesidad se produce como consecuencia del desequilibrio entre la reducción de la actividad física y el aumento del consumo calórico. Pero a pesar de informar a la población, publicar guías generales de nutrición, promover ciertas dietas y brindar información en las etiquetas de los alimentos se observa el crecimiento de la epidemia a nivel mundial.

Hay diversos factores que favorecen un incremento en el consumo de alimentos en la sociedad actual. La forma en que se comercializa los alimentos, las porciones, la disponibilidad, los comerciales y anuncios en medios de comunicación, todo en conjunto ejerce una influencia ambiental a la que el individuo no puede escapar. Por ello, aún cuando se comprometen a seguir una dieta específica, muchas veces los pacientes fallan en su esfuerzo por mantener la dieta, y al culminarel tratamiento se gana el peso perdido. Cohen y Farley identificaron que en la mayoría de casos el individuo no es realmente consciente de la cantidad de alimento y calorías que consume.

De acuerdo a los estudios analizados por los investigadores las personas a las que se les sirven porciones más grandes simplemente consumen más alimento. A individuos que se les entregó una bolsa de papas fritas de 175gr comieron tres veces más que aquellos que se les proporcionó una bolsa de 25gr. Además se identificó que al comer con las manos las personas comen más incluso si el alimento sabe mal, como se registró en un experimento en un cine al proporcionar palomitas de maíz con sabor desagradable pero en mayor cantidad. Se debe considerar que la epidemia mundial podría estar ocasionada por un pequeño desequilibrio en el consumo de calorías, y bastaría un exceso diario de solo 100 a 150 kcal, pues de acuerdo a los investigadores “un pequeño desequilibrio calórico mantenido en el tiempo puede producir obesidad
Wansink, y su equipo de investigación realizaron una evaluación del consumo de golosinas en una oficina y descubrieron que las personas eran más propensas a consumir los dulces cuando estaban cerca de sus escritorios, que en los casos de personas que tenían las golosinas a dos metros de su puesto de trabajo. También se identificó que los frascos transparentes invitaban al consumo de golosinas, logrando un exceso de 75kcal en comparación con las personas que no veían los dulces.

Además los investigadores demuestran que existen factores psicológicos que influyen en el consumo de la comida, pues se incrementa el consumo de comida en un 28% cuando una persona se alimenta acompañada de otra, y aumenta progresivamente hasta alcanzar el 71% cuando el número de compañeros de mesa son seis o más.

Otro factor que tiene gran relevancia al evaluar el consumo de alimentos es que las personas en realidad no son conscientes de la cantidad de alimento que consumen. El acto de comer es, de acuerdo a los investigadores un acto inconsciente y recalcan que “ la tarea evolutiva central de los seres humanos ha sido consumir energía para vivir, no es de sorprender que estemos programados para comer, siempre que la comida esté a nuestro alcance”. Por otro lado el autocontrol frente a la imagen de los alimentos tiende a ser limitado, y finalmente las personas tienden a comer porque evitar el alimento requiere un esfuerzo que muchos no pueden sostener en el tiempo.

Al tener en cuenta estos resultados queda claro que las estrategias de educación de la población lograrán un impacto muy pobre, teniendo en cuenta la abundante disponibilidad de alimentos y bebidas procesadas.

Los especialistas sugieren reducir el tamaño de las porciones, regular el acceso a alimentos, restringir la proliferación de “comidas al paso” en lugares como escuelas y empresas y establecer normas que se apliquen a la publicidad de alimentos.

Fuente:www. funiber.com/boletines de nutricion

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