domingo, 5 de julio de 2009

En Cuba, con problemas y casi sin salida: crónicas de un viaje



Para 1992, me dediqué a cultivar la amistad por correspondencia. Es un pasatiempo que disfruto mucho y del cual tengo muy gratos recuerdos, y sobre todo buenas amistades. Puedo dar ejemplos de lo que intento decir, como es el caso de mi amiga Sandra Elizabeth de Uruguay con la cual he mantenido comunicación desde 1992. 

Un ejemplo más cercano y vívido es el caso de una joven de mi misma tierra que contacté a principio de 1998, la conocí personalmente el 25 de diciembre de 1999, nos comprometimos en mayo del 2001 y nos casamos el 15 de diciembre del 2001; y para no alargar la historia, el 20 de mayo 2003, nació nuestro primer hijo "Marcos José " el 23 de agosto del 2005 llegó el segundo hijo "Natanael" los cuales nos ocasionan una inmensa alegría.

De esta manera tuve también la oportunidad de conocer personas de Cuba, donde cuento con varios amigos y amigas, de los cuales se encuentran algunos que tienen un lugar especial en mi corazón. Así también, nació el deseo de ir a Cuba a conocer algunos de ellos. Entre los más cercanos se encuentran Roldanis de Baracoa, Manuel Alberto de Banes, Richard y Orlando de Antilla, Milagros de la Habana, entre otros.
Con mi buen amigo Roldanis hice contacto en octubre de 1997, cuando él tomó la iniciativa de escribirme habiendo escuchado mis datos en un programa radial llamado "Del Caribe" que era transmitido por Radio Trans Mundial desde la isla de Bonaire, Antillas Holandesas. Nos hicimos buenos amigos desde el principio y comenzamos a escribirnos extensas cartas contándonos asuntos de nuestros países y una que otras experiencias personales. 

Roldanis iniciaba sus estudios universitarios en la ciudad de Santiago, una Licenciatura en Educación Mención Español, pero me comentaba que su pasión era el periodismo, y que debido al sistema educativo de Cuba no pudo estudiar esa carrera y la que que le tocó fue esta. También me contaba de todas las peripecias que pasan los cubanos en muchas áreas. Aquí en Rep. Dominicana la gente estudia lo que quiere generalmente, puede viajar cuando quiera, comprarse la ropa que quiera, comer lo que quiera etc, etc, siempre y cuando tenga los recursos o medios para hacerlo. En Cuba, todas estás cosas a veces se tornan difíciles y principalmente para los jóvenes que quisieran estar a la vanguardia de la época.

Para septiembre de 1998, comencé a planificar mi primer viaje a Cuba, para conocer a mis amigos y ver como era la vida realmente allá. Les escribí a mis amigos de más confianza y les compartí la idea la cual recibieron con alegría y me ofrecieron su ayuda. De manera particular mi amigo Roldanis se interesó mucho en el viaje y comenzamos a planificar como lo haríamos para que todo saliera de la mejor manera posible. 

Para noviembre adquirí mi boleto de avión por Cubana de Aviación con fecha 24 de diciembre y el destino específico era Santiago de Cuba. Siendo una persona pobre, no contaba con demasiados recursos como para no preocuparme por los gastos de mi estadía allá, y máxime habiendo escuchado y leído sobre las precariedades de allá. Así que, le comenté a mi buen amigo y le pedí que me dijera un estimado, a lo que me contestó: "a que falte, que sobre".

Los días siguieron transcurriendo y me mantuve en contacto telefónico con mi amigo el cual quedó en esperarme en el aeropuerto. Por fin!!! llegó el día esperado.

Jueves 24 de diciembre 1998. Era el jueves víspera de navidad, mi amiga Josefina aprovechó para pedirme un favor, que era que le llevara unas medicinas a una también amiga por correspondencia llamada Jaife en Santiago, a lo que acepté con gusto, ella hizo el envío por una agencia a Santo Domingo y yo pasé temprano a recoger el paquete.

Cuando llegó la hora de salir al aeropuerto David (mi hermano de crianza) gentilmente me fue a llevar, y vale decir que llevaba tantas cosas que hubo que pagar una diferencia de sobre peso de mas de 80 dólares si mal no recuerdo la cual él cubrió. El vuelo se retrasó aproximadamente 3 horas, pués estaba previsto para las 6:00 pm y salió aproximadamente a las 9:00 pm. Era la primera vez que viajaba en avión y estaba un poco ansioso por la experiencia, pero a la vez en espectativa de como sería aquello y que al fin podría conocer a mis amigos personalmente. En una hora y treinta minutos estaba aterrizando el avión de Cubana de Aviación en el Aeropuerto Antonio Maceo de Santiago. Al poco tiempo de bajar, pude identificar a mi amigo que me hacía señas al otro lado mientras esperaba el chequeo de migración. Allí también tuve que pagar extra para poder pasar las cosas que llevaba y por fin después de llenar los volantes de rigor pude reunirme con mi amigo y recuerdo que fue de mucha emoción y nos dimos un abrazo de hermanos, él acordó con un taxista el precio para llevarnos al lugar que había apartado y que yo pagaría para pasar esa noche.

Empezamos las charlas en vivo, pues hasta aquí estábamos acostumbrados a escribirnos y otras veces lo habíamos hecho por teléfono, pero nada era igual. Fuimos al lugar de hospedaje a dejar los paquetes y luego fuimos a buscar la dirección de Jaife la amiga de Josefina para entregarle el encargo y luego de conversar unos minutos salimos a comprar pizza para cenar. Bueno, fue una de las primeras diferencias que pude observar, pues las pizzas no se parecían mucho a las italianas que estaba acostumbrado en Santo Domingo, pero para una noche no importaba y ni siquiera que fuera nochebuena que suele ser una noche especial y de mucha comida en la casa que había dejado atrás ese día, y el refresco ni se diga, no era la acostumbrada Coca-Cola o Pepsi que siempre acompañan las pizzas, pues estas marcas solo las volví a ver en el aeropuerto cuando me tocó regresar.
Nos dirigimos de nuevo al hospedaje y fue tan larga la conversación que nos dormimos en la madrugada.

Viernes 25 de diciembre 1998. Cuando salió el sol temprano en la mañana el 25 de diciembre nos dispusimos a salir a Guantánamo, para de allí llegar al municipio de Baracoa que era el principal lugar de destino, pués allí vive la familia de Roldanis. Tomamos un taxi que nos llevó hasta Guantánamo y allí esperamos un transporte que nos llevaría hasta Baracoa. Tuvimos que esperar aproximadamente 4 horas al aire libre, hasta que por fin llegó un camión que abordamos a eso de las 2:00 de la tarde. Contentos porque ya íbamos rumbo a nuestro destino. La carretera tiene un cruce obligatorio llamado ¨La Farola¨, que no es mas que un tramo de la carretera de unos 30 kms de longitud por el medio de una montaña llamada La Farola, la panorámica que ofrece es impresionante pero también un poco tensa para alguien que no esté acostumbrado a pasar por allí. Me comentaron que antes no había acceso a Baracoa desde Guantánamo que no fuera por vía marítima, pero que unos ingenieros construyeron está vía por la montaña, que en parte está suspendida en el aire sostenida por hormigones de concreto que sostienen parte de la vía y las curvas son tan pronunciadas que uno casi vuelve al mismo punto y tan estrecha que le pregunté a mi amigo si era una sola vía, por suerte que no hay mucho tránsito por allí y aún así ocurren accidentes.
Desde arriba se pueden observar hermosos ríos que descienden desde las colinas y una vegetación exuberante que hacen que la travesía no solo cause miedo sino también ocasione deleite a la vista y una gran expectación.


Llegamos aproximadamente a las 7:00 pm a Baracoa. Donde nos dejó el camión que nos transportó hasta allá, tomamos un "bicitaxi," que no es mas que una bicicleta adaptada como medio de transporte, me dio un poco de pena por el conductor, pues mis paquetes eran muchos y pesados y además mi amigo y yo nos montamos en los asientos que adaptan a la misa uno detrás del conductor y otro al lado, pero es un medio de vida para muchos y están ya bien acostumbrados, así que también me acostumbré rápido a hacer uso de su servicio y para un extranjero hasta parece divertido.


Cuando llegamos a la casa nos recibieron con mucho entusiasmo. Los padres de Roldanis super amables, nos preguntaron sobre el viaje y pusieron la cena , que vale decir estábamos muy hambriento después de un día completo para llegar hasta allá y no paraban de hacer preguntas. También su hermana se unió al grupo, luego vino la abuela materna, dos tías y varias primas. La gente cubana tiene la virtud de ser conversadora y entusiasta y quieren saber como es la vida en otro país y también preguntaban asuntos personales, etc.

Luego nos dispusimos a descansar para continuar al otro día hacia la provincia de Holguín, allí viven los familiares de una familia amiga que vive en Santo Domingo, y me cargaron de cosas para que se las llevara, la maleta pesaba tanto que decidimos dejarla por la misma situación del transporte y que alguno de ellos viniera luego a buscarla.

Sábado 26 de diciembre 1998. Temprano en la mañana comenzamos a prepararnos para continuar. Así que salimos con pocos bultos, solo las cosas principales de la encomienda, las que yo llevaba a tres amigos mas que tenía intención de ver en la ruta y las necesarias para mí por 3 días. Así que me preparé un bulto pequeño que contenía además mi pasaporte, tarjeta de turista, una cámara fotográfica, un radio portátil de audífono, una agenda electrónica, una Biblia y un libro entre otros.
Salimos en horas de la mañana hacia Holguín, pero no hay transporte directo, sino que hay que llegar primero a un pueblo intermedio llamado "Moa", recuerdo muy bien que allí llegamos a la 1:00 pm y nos quedamos en la terminal en espera de encontrar algún transporte para acabar de llegar, pero, la tarde transcurrió sin ninguna señal clara de encontrar transporte y así llegó la noche. A Roldanis no le llamó mucho la atención aquel pueblo y me comentó que no le gustaba.

Teníamos que decidir donde pasar la noche y no teníamos mas que dos opciones a escoger, la primera era el único hotel que había en el pueblo, al cual fuimos, pero resultó que nos dijeron que el gerente no estaba y no podían rentar habitación. La segunda opción era quedarnos en la terminal y estar allí alerta para cuando apareciera algunos transporte. Así que volvimos a la terminal, allí nos mantuvimos conversando de todo un poco, escuchando música en mi radio audífonos y también leyendo un libro que yo había llevado cuyo título era "Confiando en Dios aunque la vida duela". Resulta que pasada ya la media noche y cansados por la larga espera sin encontrar transporte, mi amigo Roldanis y yo acordamos que para descansar y dormir un poco uno de los dos tenía que quedarse despierto para cuidar los paquetes. Así que quedamos en que yo lo haría primero, pero entiendo perfectamente que ambos estábamos en similares condiciones de cansancio y luego que yo bajé la cabeza y me dormí, él también se quedó dormido, al no tener con quién conversar. Pero, después de no mucho tiempo al abrir los ojos, nos dimos cuenta que nos faltaba un paquete y resultó que era precisamente el que contenía mis pertenencias personales. No recuerdo bien si fue Roldanis o yo el que dijo primero: "nos falta un bulto" a lo que agregué "es mi bulto", comenzamos a buscarlo por todos lados de la terminal sin resultado positivo y pensé dentro de mi, "tengo que aplicar la lectura que estaba compartiendo durante el día" y me quedé lo mas calmado posible pensando que a lo mejor aparecería por ahí ó que habría alguna salida.

Domingo 27 de dicembre 1998. A las 5:00 am, anunciaron que había llegado un autobús que saldría hacia Holguín y de inmediato nos pusimos en alerta con el fin de poder abordarlo y lo logramos a pesar de que había mucha gente en espera que también habían amanecido en la terminal. Poco después salió el autobús y comentábamos sobre la pérdida y de mi equipaje y cual sería el curso de acción a seguir. Jamás pensamos que la situación sería tan complicada, dijimos: cuando lleguemos a la provincia vamos a la policía a reportar el robo y ellos nos ayudarán y la situación se resolverá.
Llegamos aproximadamente a las 11:00 am, nos dirigimos a la casa de los parientes de los cubanos que viven en Santo Domingo y al llegar nos recibieron también con mucha amabilidad y les contamos lo que nos había sucedido en el camino. Luego el señor de la casa, nos llevó en su bicitaxi a la policía para hacer la denuncia. Cuando llegamos al lugar y explicamos lo que nos pasó nos dijeron lo siguiente: "Deben volver al lugar donde les robaron y poner la denuncia en la policía de allí, luego el extranjero para regresar a su país debe ir a su embajada ubicada en la Habana y solicitar un pasaporte, de lo contrario, después de haber hecho la denuncia a la policía vuelve aquí y nosotros lo retenemos acá hasta que podamos enviarlo a su país". Aquí comenzó a cambiar el panorama, vimos que la situación iba a ser mas compleja de lo que pensamos, de inmediato descarté la segunda opción y comenzamos a pensar como hacer para llegar la Habana.
Regresamos a la casa con el señor y terminamos de pasar la tarde allí, y el resto del día, nos atendieron muy bien y nos prepararon una rica comida. Toda la familia se reunió y también aprovecharon para preguntar de como estaban su gente en Santo Domingo y además cosas que se les ocurrían ó querían saber de la vida dominicana. Comimos hasta saciarnos, pudimos reinos y relajarnos, nos prepararon el baño y la habitación y pudimos dormir bastante y descansar.

Lunes 28 de diciembre 1998. Nos levantamos temprano con la disposición de llegar a los dos lugares más que nos faltaban que eran donde vivían los otros amigos mencionados anteriormente. Nos prepararon café y desayuno y luego proseguimos el viaje con la intención de llegar temprano, pués la distancia para llegar al primer pueblo llamado "Banes", donde vive mi amigo Manuel con su familia es relativamente corta y si hay transporte es asunto de menos de dos horas. Pero resultó que no conseguimos transporte directo, sino que nos fuimos hasta la mitad del camino y ni contar lo que tuvimos que esperar allí, hasta que luego llegó un camión patana, el cual tuvimos que abordar no con poca dificultad. Recuerdo que aparte de que era atrás al aire libre, no tenía ni de donde agarrarse y la gente se iba de un lado para el otro. Llegamos a Banes después del medio día y una vez más fuimos recibido por Manuel, su esposa y sus dos hijos con mucha alegría, allí también estaba su abuela y una hermana con su hija. Las preguntas no se hicieron esperar. Roldanis y Manuel también mantenía comunicación por correspondencia y fue propicia la ocasión para conocerse personalmente también. Como ya era la tarde y teníamos que regresar a Moa por la denuncia, consideramos la posibilidad de llegar hasta Antilla, el último lugar en la agenda y donde quedaban dos amigos por conocer, pero con la situación del transporte nos dijeron que era casi imposible ya para ese día y no podíamos demorar mas sin ir a la policía, así que decimos no ir y dejarles con Manuel los obsequios que les había llevado. Así que nos quedamos el resto del día en casa de Manuel y pasamos también la noche compartiendo con él y su familia. Comimos, dormimos y descansamos con la mente en regresar temprano a Moa y posteriormente a Baracoa.

Martes 29 de dicembre 1998. Muy temprano en la mañana nos despertamos y nos preparamos para volver a Moa el lugar del incidente. Conseguimos transporte para llegar a Holguín y pasamos de nuevo por casa de la familia que nos había recibido el día anterior, los parientes de los cubanos que viven en Santo Domingo. No prolongamos la estadía allí, sino que seguimos bastante rápido para Moa y de nuevo coincidió la hora de llegada, pues el reloj marcaba la 1:00 pm. De inmediato nos dirigimos a la estación de la policía y al llegar comunicamos el propósito de nuestra visita. Nos ordenaron esperar, ya que debían confirmar mi entrada al país y para esto debían comunicarse con el aeropuerto. Así se dió inicio a una larga espera que nos tomó la tarde entera y parte de la noche. Me hicieron unas pocas preguntas acerca de mi entrada a Cuba y luego me solicitaron el número de pasaporte que para suerte mía me había aprendido de memoria. Cuando lograron el contacto con el aeropuerto después de varias horas, me indicaron que los datos eran correctos y que debíamos continuar esperando para tomar la denuncia. Esperamos y esperamos, hasta que por fin me llamó el policía aparte de mi amigo y me pidió que nombrara lo más mínimo que contuviera en el equipaje con el valor estimado y así lo hice, luego llamaron a Roldanis aparte y le hicieron un largo interrogatorio también. Terminado esto, nos dijeron que la denuncia estaba tomada, indicándonos que podíamos retirarnos, entonces le pregunté sino me iba a entregar alguna constancia de que yo había hecho la denuncia y procedió a sentarse en el escritorio y haciendo uso de una máquina de escribir, plasmó en un trocito de papel amarillo con unas letras que apenas se podían leer, la denuncia, eran pocas las frases, pero la que siempre recuerdo fresca en mi memoria y que estaba escrita en mayúscula era "HURTO GRAVE". Así salimos de allí y nos dirigimos a la terminar, eran las 10:00 de la noche y tuvimos el amparo de Dios, pues al llegar había casi de salida un autobús con destino a Baracoa, el cual abordamos sin demoras y felices porque al fin teníamos la esperanza de llegar a casa esa noche. Me sentía tan cansado que creo que me dormí desde que entramos al autobús, solo recuerdo que al poco tiempo de arrancar hubo inconveniente con una rueda y la gente tuvo que bajarse para hacer el cambio y yo permanecí en el autobús.

Luego proseguimos el viaje y fue muy lento, ya que está carretera estaba en muy mal estado, cuando llegamos a Baracoa el reloj marcaba la 1:00 de la madrugada. Llegamos a la casa de Roldanis y sus padres tristes por lo que había pasado, quisieron que le contáramos los detalles del asunto. Luego nos acostamos a descansar, para continuar luego las gestiones de viajar a la Habana por lo del pasaporte.

Miércoles 30 de diciembre 1998.
Llegada la mañana, planificamos el curso de acción a seguir. Mi regreso estaba pautado para el día 3 de enero por el mismo lugar que había entrado al país, Santiago. Así que pensamos que de ir a la Habana, había que hacer los arreglos para que mi boleto aéreo me sirviera, por supuesto pagando una diferencia, ya que era el mismo vuelo que hacía escala en Santiago. Ahora lo más importante era poder llegar a la Habana a tiempo y estar seguro que no habría problema para abordar el avión sin el boleto. Bueno, nos dirigimos a la terminal para reservar el cupo para el viaje a la Habana, tenía preferencia por ser extranjero ya que los extranjeros deben pagar el mismo precio del boleto, pero en dólares. Lo malo fue que ya no había cupo ni para extranjeros por los días subsiguientes, pués por ser época navideña había mucho flujo de persona en la zona. No obstante nos dijeron que me pondrían en lista de espera y tomaron la anotación de lugar. El siguiente paso fue llamar al aereopuerto, para informarnos acerca del vuelo y también comunicarnos con la operadora de turismo desde República Dominicana a Cuba y responsable de venderme el boleto, Emely Tours, que debo decir por justicia que el trato fue muy amable siempre y de esperanza.

En horas de la mañana la policía del pueblo de Baracoa fue notificada de mi caso y fueron a la casa de Roldanis en momentos en que no estábamos y al llegar nos dieron la información, diciéndonos que debíamos ir por la estación de policía, pero mi amigo Roldanis se rehusó ir y como su padre era activista del partido oficial bien conocido en el pueblo dijo que no pasaría nada. Todo continuó con cierta tranquilidad durante el día, los allegados al enterarse se solidarizaron y mostraron su apoyo y a algunos hasta le chocaba lo tranquilo que yo estaba a pesar de lo ocurrido. Lorchen una prima de Roldanis que iba a la Iglesia Bautista me llevó donde su pastor y allí encontramos una señora que vivía en la Habana y me ofreció ayuda para cuando llegara allá, aunque ella aún no regresaba a la Habana, me explicó lo que tenía que hacer y donde tenía que ir cuando llegara.

Jueves 31 de diciembre 1998. Temprano en la mañana continuamos gestionando como llegar a la Habana, pero sin ninguna esperanza de conseguir pasaje, nos informaron que ya era difícil encontrar hasta después del día 10 de enero. La situación empezó a complicarse más, pués empezamos a dilucidar que era casi imposible llegar a la Habana antes del día 3 de enero sin tener pasaje a la fecha. El día transcurrió con cierta normalidad, otra prima de Roldanis estaba de cumpleaños y le permitieron entrar a uno de los hoteles de pueblo a bañarse en la piscina y tomarse fotos, me invitaron y aproveché el momento para darme también un chapuzón y despejarme un poco de la situación, que hasta aquí cada vez se tornada más compleja.

Por la noche de ese mismo día 31, lorchen me invitó a esperar el año en la iglesia compartiendo con ellos y con gustó acepté ir, recuerdo bien que Roldanis en esta ocasión no estuvo dispuesto acompañarse, pero igual lo dejé tranquilo y fui con mi amiga Lorchen pués ya nos habíamos hecho amigos también. Pasamos una linda noche, cantando y viendo los especiales que hacían diferentes grupos y personas en particular, luego compartieron una comida al estilo cubano y así recibimos el año nuevo 1999, con mucha alegría.

Viernes 1 de enero 1999. Cada día que pasaba me acercaba más a la realidad y definitivamente, no podía dejar de pensar en que pasaría conmigo en los próximos días, pues aunque me estaban tratando bien y la gente me hacía sentir especial, no puedo negar que deseaba fuertemente poder regresar a mi tierra el día previsto y sin mayores inconvenientes. Lorchen de Nuevo me invitó a su iglesia a una actividad de jóvenes y pasamos allí 6 horas compartiendo casi sin darnos cuenta, realmente fue uno de los mejores tiempos del viaje, creo que me olvidé de todo lo que me estaba pasando y me dispuse a reír y a compartir con aquel grupo de jóvenes.

Sábado 2 de enero 1999. Bueno, mi estadía en Baracoa estaba llegando a su fin, aunque todavía no estaba claro lo que sucedería en lo inmediato, ya que no se consiguió transporte para viajar a la Habana. Llamamos de nuevo al Aereopuerto para informarnos de la situación del vuelo, a lo que nos informaron que lo habían cambiando y que saldría 3 horas mas temprano. No he expresado algo muy importante de manera explícita, aunque creo que ha quedado evidenciado y es que todo este proceso estuvo acompañado de oración, no solo por mí sino por muchas personas que se enteraron y me dieron aliento y esperanza de que todo saldría bien. Algo que nunca olvidaré es una visita que recibí de los personas que realmente no esperaba llamadas Julio César y Juan Carlos, ellos se enteraron de mí por medio del pastor, pues yo le había regalado unos cassettes que contenían sermones de un pastor de la iglesia que visito, cuando Julio César vió el nombre del pastor se dió cuanta que lo había conocido una vez en Santiago en un seminario y por eso se interesó en ir hablar contigo y de paso llevó a Juan Carlos. Fue un momento breve el que pasamos, pero super interesante, ellos oraron por mi situación y realmente fue como si los había conocido de mucho tiempo atrás, fue un verdadero oasis en medio de mi desierto.

Seguían transcurriendo las horas del segundo día del año y no se como, pero me vino una idea a la mente que creo que fue la obra de Dios que a doña Erlinda la madre de Roldanis se le ocurrió lo mismo y al expresarme su pensamiento le dije: "Lo mismo estaba yo pensando", la idea era la siguiente: Como había sido un hurto y yo tenía en mi poder una constancia de la policía cubana que lo atestiguaba, que yo debía irme al aereopuerto con esa constancia y pedirle a las autoridades que me dejaran regresar a mi país". Comunicamos a mi amigo Roldanis la idea y fuimos de nuevo a llamar al aereopuerto, a la persona que contestó le expliqué de nuevo la situación y le dije que tenía una constancia del robo, que si pensaba que me dejaran salir del país, a lo que respondió que tal vez sí. Llamé a Emely Tours y le pregunté de nuevo si me dejarían salir sin el boleto, a lo que me respondieron que yo estaba en la lista de pasajeros y que por ellos no habría ningún inconveniente. Los ánimos subieron altos de nuevo y la espectativa de salir de Cuba era buena, solo que seguía habiendo un inconveniente: El transporte para llegar a Santiago, ese día ya era imposible, pues caía la tarde, sin embargo se hicieron algunas gestiones para conseguir para el día 3 bien temprano. Doña Erlinda hizo contacto con un conocido y le informó que viajaría a Guantánamo en un camión muy de madrugada, que si lo esperábamos en la terminal a las 3:00 a.m. nos podía transportar.

Domingo 3 de enero 1999. A las 3:00 am, ya estábamos esperando en la terminal por el señor, pero el señor nunca llegó, ni tampoco conseguimos otro transporte, la lista de espera para el autobús era tan larga, que no había esperanza de abordar ese día. Cuando ya eran las 6:00 am, regresamos a la casa y al vernos se sorprendieron, pués pensaban que estaríamos bastante lejos ya. Ahora no sabíamos que hacer y se tornaba un poco tensa la situación. Pensamos intentarlo por vía aérea y el papá de Roldanis dijo que tenía un contacto en el aereopuerto local, que fuéramos allá a ver si podía hacer algo al respecto. Nos fuimos allí en un bicitaxi y al llegar nos comunicó que no había cupo, que de hecho el tenía a un cuñado suyo en lista de espera, como no había tampoco posibilidad por allí, decidimos regresar a la casa y así pasaban las primeras horas de la mañana del día 3.
Agradezco mucho a los padres de Roldanis, que no descansaron en sus intentos de ver como me ayudaban a llegar a Santiago con la esperanza de que pudiera retornar a Rep. Dominicana. A eso de las 10:00 am, contactaron un taxista para ver cuanto cobraba por un viaje a Santiago, dijo que si encontraba al menos dos personas hacía el viaje por $120 (dólares norteamericanos), es decir, 60 cada uno. Esperamos algunos minutos para ver si aparecía otro cliente que hiciera el viaje y así compartir el pago y que fuera menos costoso, pero el tiempo iba mermando y no aparecía nadie. Así se volvió a preguntarle cuanto era lo mínimo que podía hacer el viaje para una persona a lo que respondió que lo haría por 100 dólares. Yo dije que los pagaría con la esperanza de poder regresar a mi país ese día, pero a mi amigo Roldanis no le pareció bien la idea, argumentaba que si yo me iba a Santiago y no me dejaban regresar, gastaría el dinero que me quedaba y entonces sí que no tendría opción de nada y que él no podría ayudarme sin recursos, -"nos quedaríamos con las manos en los bolsillos, expresó". Ejercité la fe y le dije que correría el riesgo, pero que lo haría. Así que, buscaron al taxista y tratamos el viaje por los 100 dólares, dijo que había que darle un avance de una vez par abastecerse de combustible a lo que accedí sin argumentación, pues lo único que importaba ya era llegar a Santiago antes de las 3:00 y eran casi las 11:00. A mi llegada le había regalado 20 d{lares a Erlinda la madre de Roldanis y jamás puedo olvidar el gesto de desprendimiento que tuvo al devolverme los 20 dólares por si los necesitaba para poder regresar, los acepté con pena en mi corazón, pero le dije que si no era necesario que los usara se los devolvería con Roldanis del aereopuerto. (he hecho mención del caso por esto precisamente, no es para parecer que fui bueno, aunque vale decir que 20 dólares en Cuba es mas que un mes de salario de un profesional, por ejemplo de un médico, y ella teniendo necesidad y cosas en que gastarlos de una vez, los guardó y quiso devolvérmelos voluntariamente porque pensó que los podía necesitar).

El taxi salió de Baracoa a eso de las 11:00 a.m, el conductor fue bastante rápido, recuerdo que solo se detuvo para encaminar un policía que le solicitó en la carretera y así evitar que lo detuvieran en otros lugares. Finalmente llegamos aproximadamente a las 2:00 de la tarde. Cuando llegamos que buscamos información del vuelo, no salía a las 3:00 como nos informaron la última vez, sino que estaba para la hora original, asi que mas tranquilidad. Tratamos de hablar con las autoridades, pero nos dijeron que esperamos ahí tranquilos y que la última palabra la tenía Migración. Emely Tours, nos confirmó que estaban al tanto del caso y que no habría inconvenientes por lo del ticket, que esperara ahí con paciencia. Pasaron un par de horas y llegó el momento del chequeo de equipaje, la gente hizo la fila de lugar y una representante de Emely me dije de nuevo que esperara ahí que me llamarían al final. Cuando ya no quedaba nadie por chequearse excepto yo, por fin llegó mi torno, hicieron el procedimiento de rigor, pero aún faltaba el trance mayor y era que las autoridades de Migración me dieran luz verde para abordar el avión.

Llegó la hora de la despedida física de mi buen amigo Roldanis que me había acompañado en todo tiempo desde el primer momento de mi llegada a Cuba hasta aquí, yo debía ya pasar a Migración, así que nos dimos un abrazo de despedida, le envié de nuevo a Erlinda los 20 dólares y como no tendría mas gastos le dí a él de los que me quedaban, solo que le dije: no te puedes ir todavía, tienes que que esperar que te avise que me dejarán ir. Pasé adentro y llegó el momento final al estar frente al oficial de Migración. Le mostré mi identidad dominicana y la constancia del robo y le expliqué de nuevo mi caso, él amablemente me hizo algunas preguntas, tales, como el día de mi entrada al país, donde estaba, etc. Luego me dije: espere aquí un momento y fue a otro departamento. Pasaron unos largos minutos mientras esperaba, al menos para mí fueron los mas largos que habían pasado, y al regresar mi dijo lo siguiente: Le vamos a dar una oportunidad, pero para una próxima tiene que resolverlo en la embajada de su país. Me parecieron las palabras más dulce que había escuchado en toda mi vida, que alegría de saber que iba a regresar a mi país esa noche, de verdad fue algo que no puedo describir. Roldanis todavía permanecía al otro lado y pude verlo por el cristal, el no podía oir mis palabras, pero si pudo ver mi expresión de alegría diciéndole que todo estaba bien, que se podía ir tranquilo porque yo regresaría a mi patria.

Ya en la sala de espera, contento y alegre esperando para abordar el avión, algunas personas me preguntaron qué me había pasado, el vuelo se retrasó bastante y casi a las 10:00 PM despegó, recuerdo bien que tenía una gran hambre, compré algo mientras esperaba incluyendo una Coca-Cola que no había visto desde que llegué a Cuba, luego en el avión nos dieron unos emparedados deliciosos y sacié mi hambriento estómago. Entre 11:30 y 12:00 llegamos a Santo Domingo y cuando entré a Migración solo dije lo que me pasó y por tal motivo no tenía pasaporte, pero si mi documento de identidad, llené el volante de desembarque y Bienvenido a mi patria. De nuevo la calma, pagué un taxi para llegar a la casa, ya que era más rápido que llamar que me fueran a buscar, cuando llegué a la casa a la 1:00 am, se sorprendieron y luego tuve que contar la historia una y otra vez. Algunos se quedaban perplejos y decían que fue una odisea y otros que si tenía ganas de volver a Cuba, a lo que respondía que claro, y comencé a planificar mi segundo viaje el cuál llevé a cabo dos años después y fue completamente diferente todo, pero esta es otra historia que vale la pena contar.

Fin

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